El carrusel del amor materno no es solo un paseo fugaz, sino un viaje constante que se repite día tras día, marcando los recuerdos en el corazón de mis hijas. Cada beso de mamá es como un giro en el carrusel, llevándolas a lugares llenos de seguridad, calidez y afecto. Cada vuelta es una promesa de que, sin importar a dónde las lleve la vida, siempre habrá un regreso a este lugar de amor incondicional.

Así, mientras el sol se hunde en el horizonte de Cambrils, Marta, Abril y Paula comparten un momento que no necesita palabras. Un beso, un carrusel y un mar que guarda secretos y sueños, todo fusionado en una conexión que trasciende el tiempo y el espacio. Es un recordatorio de que los momentos simples, cargados de amor y emoción, son los que realmente dan forma a los tesoros más preciados de la vida

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