35 días de confinamiento nos obliga a mantener la mente ocupada, pero... ¿Para qué? Temo pensar que para muchos es la excusa perfecta para no centrarse en uno mismo, para no afrontar quién somos.

Lo sé, muchas veces esto nos asusta. Sin querer aparece la gran oportunidad, volver a dar valor a lo que realmente importa, volver apreciar lo más simple, regresar al presente y disfrutar de nuestra compañía y de sus efímeros detalles; un “buenos días”, un “gracias”, un “te escucho”, un “te quiero”. Sin darnos cuenta la vida se ha dado la vuelta, por fin "nosotros volvemos al centro" y ya no importa el qué dirán. Hemos aprendido que aquí en la intimidad vive el verdadero tesoro. Vives tú, vivo yo, vivimos nosotros. Disfrutemos de la nueva normalidad, la intimidad.

Comment